Estás en tu casa, ponte cómodo y disfruta Espero poder hacer este espacio mío y que tu te sientas bienvenido.

sábado, mayo 27, 2006

Hueco en mí

Extraño lo que nunca tuve, lo que pensé que era mío y nunca existió.
Extraño tu compañía aunque nunca estuviste plenamente aquí. Al menos, hacías bulto.
Extraño la plática a pesar de que no preguntabas mis opiniones ni escuchabas más allá de mi segunda palabra. Aunque a la mitad de lo que estuviera diciendo me cambiabas el tema, me creía escuchada y tomada en cuenta.
Extraño el apoyo que me dabas, o al menos, esa sensación de pensar que responderías por mí, y sin embargo, a fin de cuentas siempre terminé valiéndome por mí misma, tan sola como estoy hoy, pero con un contrato que te llamaba mi marido y que a los ojos del mundo me hacía una mujer más valiosa.
Extraño esos días de feliz inconciencia, aunque a mis ojos el haber sido capaz de decirte adiós fue una prueba indiscutible de mi valor.

jueves, mayo 25, 2006

Un ejercicio: no usar la palabra "que"

Cuando la muerte ordena, los hombres sumisos la siguen y no hay forma de tomar una respiración de más. Ese fue el caso de aquel hombre enamorado de la vida, o del sueño de la misma. Mientras se estremecía con la lectura de los versos más hermosos del planeta, caminaba rumbo a la casa de su novia. Un estremecimiento de romanticismo dio lugar a un grito desesperado cuando le faltó el piso y se desbarrancó en aquella grieta de donde nadie pudo sacarlo.

martes, mayo 02, 2006

Importancia que mi libro tiene para mí


¿Por qué es tan importante este libro para mí?
Porque durante diez y siente años me dediqué a ser ama de casa, esposa y madre de dos hijos. Porque dejé a un lado la vida profesional para hacer de mis niños, hombres de bien.
Porque pensé que mi vida productiva estaba acabada.
Porque me imaginé que lo único que me quedaba en la vida era ver telenovelas y cuidar a los nietos cuando los tuviera.
Porque me quité el yugo en el que se había convertido mi matrimonio y al fin, después de mucho tiempo, pude pensar por mí misma.
Porque puse mi alma en volverme a sentir útil.
Porque tenía un libro guardado en un cajón que había sido fruto de mis reflexiones en el último año de casada, y que pensaba que no valía un cacahuate porque tenía que forzar al que entonces era mi marido para leer cada capítulo y darme sus opiniones.
Porque me decidí a imprimirlo y a enseñarme tal cual soy.
Porque es una oportunidad que me da Dios y la vida (¿serán lo mismo?) de sentirme que puedo hacer algo más que ser árbitro en los pleitos diarios de mis hijos.
Porque tengo puesto en este libro mucho de mí.

Ma. Elena Sarmiento

www.sarmiento.com.mx