¿A qué te suena? (ejercicio de sonoridad)
Y en la luctuosa luz mortecina del anochecer se rebeló su risa
y fue lúcida rebeldía,
sublime bálsamo
y sádico lujo con sabor a miel.
Y entonces blandí un beso como si fuera sable,
y desabotoné su blusa blanca.
Se deslizó dúctil despabilando mi lujuria,
y me volví súbdito de sus blasones.
Y dejándome zambullir en su lozana blandura,
la saboreé salada
y elucubré la blasfemia que pesa en mi voluntad.
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